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jueves, 11 de marzo de 2010

¿QUÉ ES EL HOMBRE? VISIONES DEL HOMBRE. UNA VISIÓN ANTROPOLÓGICA

¿QUÉ ES EL HOMBRE?- VISIONES DEL HOMBRE. UNA VISIÓN ANTROPOLÓGICA.

¿Qué es el Hombre? ¿Por qué hace falta una aproximación antropológica para un estudio de él?

Porque el conocimiento es desde y para el hombre. La comprensión que se tenga del mundo y del hombre es el horizonte de comprensión de la experiencia de la trascendencia.

Aquí encontrarás las definiciones del Hombre según diversos autores:

UPANISHAD: “Más pequeño que lo más pequeño, más grande que lo más grande, esencia de todos los seres, reposa oculto en el corazón de todas las criaturas... Tú también eres El”. s. VII a.C.

BUDA: “He aquí, OH monjes, la verdad santa sobre el dolor; el nacimiento es dolor, la vejez es dolor, la muerte es dolor; la convivencia con los que no se ama es dolor, la separación de los que se ama es dolor, todo deseo insatisfecho es dolor, todo apego a los objetos es dolor. He aquí, OH monjes, la verdad santa que conduce a la supresión del dolor: este camino sagrado tiene ocho ramas, que se llaman: Fe pura, voluntad pura, lengua pura, acción pura, medios de existencia puros, ocupaciones puras, memoria pura y meditación pura” s. VI a.C.

JOB: El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero: Como el esclavo, suspira por la sombra; como el jornalero aguarda el salario. No he de vivir para siempre: Déjame, que mis días son un soplo. ¿Qué es el hombre para que le des importancia, para que te ocupes de él, para que le pases revista por la mañana y lo examines a cada momento?” Capítulo 7, 1 -18 s. V a.C

PLATÓN: “... en esta vida lo que constituye nuestro YO no es otra cosa que el alma y sólo el alma, y que el cuerpo no es sino una sombra o imagen que nos acompaña, y que bien se dice con razón ser los cuerpos de las muertes simulacros de los finados, mientras que el verdadero y propio ser de cada uno de nosotros, la llamada alma, se encamina hacia los otros dioses para dar cuenta de sí” Leyes, 959. s. IV a. C.

SÉNECA: “Dionos la NATURALEZA un ingenio curioso, y como quien sabe su gran arte y hermosura, os engendró para que estuviéramos presentes en el espectáculo de las cosas, para no perder el fruto de su trabajo, ni dejar que la soledad fuera quien gozase sola de obras tan excelentes, tan sutiles, tan resplandecientes, tan sutiles, tan resplandecientes y por tan diferentes modos hermosas. Y para que entiendas que quiso no sólo ser contemplada, sino atendida con cuidado, fíjate en qué lugar nos puso: En medio de sí misma para poder ver todas las cosas. Pues no sólo puso al hombre derecho, sino que, habiéndolo creado para que pudiera recorrer con todo el cuerpo esa visión, le puso la cabeza en alto descansando sobre un cuello flexible... Si es verdad aquella doctrina, que yo acepto, que los hombres son una parte del espíritu divino que, como centellas d lo sagrado, bajaron a la tierra” s. I a.C.

SAN AGUSTÍN: “Grande es la pujanza de la memoria. No sé, Dios mío, qué formidable potencia es, que me inspira un pavor religioso. No sé qué profunda e infinita multiplicidad. ¡Y esto es mi espíritu! ¿Quién soy, pues, yo, Dios mío? ¿Qué naturaleza es la mía?” Confesiones. s. II d. C.

JUAN ESCOTO ERIÚGENA: “Es bien conocido de los sabios que oda la creación está contenida en el hombre. Pues entiende y razona como un espíritu, siente como un cuerpo y funciona como un animal, y así en él toda criatura resulta inteligible. Porque, o bien es espíritu, o viviente, o sensible, o racional o intelectual. Y todo ello se da enteramente en el hombre”

s. IX d.C.

PICO DELLA MIRÁNDOLA: “Nada hay más grande en la tierra que el hombre, nada más grande en el hombre que su alma y su mente” s. XV

RENÉ DESCARTES: “De ahí deduje que yo era una sustancia, cuya esencia o naturaleza toda no consiste más que en pensar, y que para existir no tiene necesidad de lugar alguno, ni depende de ninguna cosa material, de suerte que esta cosa material, de suerte que este YO, es decir, el alma, por la que soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo, y que ella es aún más fácil de conocer que el cuerpo, y que aunque éste no existiera, ella no dejaría de ser todo lo que es Discurso del Método, IV s. XVII

PASCAL: “¿Qué quimera es, pues, el hombre?. ¡Qué novedad, qué monstruo, qué caos, qué sujeto de contradicción, qué prodigio! ¡Juez de todas las cosas, imbécil gusano, depositario de la verdad, cloaca de incertidumbre y de error, gloria y excelencia del universo...! Reconoced, pues, soberbios, qué paradoja sois para vosotros mismos. Humillaos, razón impotente; naturaleza imbécil: sabed que el hombre supera infinitamente al hombre...” Pensamientos s. XVII

JEAN J. ROUSSEAU: “Despojado, pues, el contrato social de todo lo secundario, descubrimos que queda reducido a los términos siguientes: Cada uno de nosotros somete su persona y todo su poder a la suprema dirección de la voluntad general; y recibimos además a cada miembro como parte indivisible de un todo”. “El hombre es bueno por naturaleza, la sociedad lo corrompe” El contrato social S. XVIII

TOMAS HOBBES: “... el hombre es lobo para el hombre... el hombre es malo por naturaleza” s. XVIII

KARL MARX: “Este comienzo es tan animal que la vida social en tal estadio no pasa de una simple conciencia gregaria y el hombre no se distingue del cordero más que por el hecho de que su conciencia toma para él el lugar del instinto o de que su instinto consciente. Aún predomina la identidad entre hombre y naturaleza (el hombre no se ha revelado aún capaz de humanizar la naturaleza, de imprimirle su sello peculiar) tanto que la precaria relación de los hombres con la naturaleza. Esta conciencia gregaria o tribal se desarrolla y elabora con el crecimiento de la productividad, de las necesidades y el consiguiente crecimiento de la productividad, de las necesidades y el consiguiente crecimiento de la población” La ideología alemana. s. XIX

FRIEDRICH ENGELS: “El mundo material es la única realidad; nuestra conciencia y pensamiento, por trascendentes que nos parezcan, no son más que los productos de un órgano material: El cerebro. La materia no es un producto del espíritu, sino que, por el contrario, es el espíritu es el producto superior de la materia” (Feuerbach y el fin de la filosofía alemana) s. XIX

F. NIETZSCHE: “¿Qué es lo bueno? Todo lo que eleva el sentimiento de poder, la voluntad de dominio, el dominio mismo en el hombre. ¿Qué es lo malo? Todo lo que viene de la debilidad... No la conformidad y resignación, sino más poder; no paz sino guerra; no virtud sino destreza (virtud en el sentido renacentista, virtud, virtud sin escrúpulos estéticos). Los débiles y los fracasados deben perecer; primer principio de nuestro amor a los hombres. Ya hay que ayudarles a ello. ¿Qué es más perjudicial que cualquier vicio? La obra de misericordia con toda suerte de desgraciados y débiles, el cristianismo. ¿Se malogró el hombre? ¡Bien! ¡Enhorabuena! Llevo en el corazón al superhombre, que es para mí el primero y el único. No el hombre, no el prójimo y el mísero, no el que sufre, no el mejor... ¡Dios ha muerto! Queremos que viva el superhombre Anticristo s. XIX

S. FREUD: “La evolución del hombre hasta el presente no me parece que necesite una explicación distinta de las de los animales. Lo que de impulso incansable a una mayor perfección se observa en una minoría de individuos humanos puede comprenderse sin dificultad como consecuencia de la represión del instinto, proceso al que se debe lo más valioso de la cultura humana Más allá del principio del placer s. XX

C. DARWIN- T. MALTUS: “Hay una desproporción cada vez mayor entre el aumento de la población humana y, en general de todos los seres vivos y los medios para su subsistencia, lo cual genera una lucha por la vida que da como resultado la supervivencia de los más aptos para adaptarse al medio” s. XIX

EMILE DURKHEIM: “El producto por excelencia de la actividad colectiva es ese conjunto de bienes intelectuales y morales que llamamos civilización; por este motivo Augusto Comte hacía de la sociología la ciencia de la civilización. Pero, desde otro punto de vista, es la civilización la que lo distingue del animal. El hombre es hombre solamente en cuanto que es civil. Buscar las causas y las condiciones de las que depende la civilización quiere decir esencialmente buscar también las causas y las condiciones de lo que hay en el hombre de más específicamente humano” s. XX

UNAMUNO: “El hombre concreto, de carne y hueso, es el sujeto y el supremo objeto a la vez de toda filosofía, quiéranlo o no sedicentes filósofos... El Filósofo filosofa para algo más que para filosofar; como el filósofo, antes que filósofo es hombre, necesita vivir para poder filosofar; y de hecho filosofa para vivir” (Del sentimiento trágico de la vida ) s. XX

M. SCHELLER: “¿Por qué hay un mundo? ¿Por qué y cómo existo yo? Repárese en la rigurosa necesidad esencial de esta conexión, que existe entre la conciencia del mundo y la conciencia formal de Dios en el hombre. En esta conciencia de Dios es concebido sólo como un ser existente por sí mismo, previsto con el predicado de santo y que puede tener naturalmente las afectividades más numerosas y matizadas” s. XX

J. ORTEGA Y GASSET: La vida se nos presenta constituida por dos dimensiones inseparables la una de la otra... En su dimensión primaria, vivir es estar yo, el yo de cada cual, en la circunstancia y no tener más remedio que habérselas con ella. Pero esto impone una segunda dimensión, consistente en que no tiene más remedio que averiguar lo que la circunstancia es. En su primera dimensión, lo que tenemos al vivir es un puro problema; en la segunda dimensión tenemos un esfuerzo o intento de resolver el problema... Vivir es ya encontrarse forzado a interpretar nuestra vida” “Yo soy yo y mis circunstancias” Obras Completas s. XX

ALBERT CAMUS: “Los dioses habían condenado a Sísifo a hacer rodar una roca hasta la cima de la montaña, llegada a la cual, la piedra volvía a caer por su propio peso. Pensaron y con razón que no existe castigo más doloroso que el trabajo inútil y sin esperanza alguna... Ver todo el esfuerzo de un cuerpo en tensión para elevar la enorme piedra, hacerla rodar y ayudarla a vencer la fuerza de la gravedad de una pendiente cien veces bajada y subida; ver el rostro crispado, con la mejilla pegada a la piedra... Y al final de cada largo esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, tener la esperanza de lograr la meta. Una vez allí, Sísifo ve la piedra descender de nuevo, rápidamente en unos instantes, hacia ese mundo inferior de donde es necesario elevarla otra vez hacia las cimas. Vuelta a descender a la llanura... Esta misma lucha hacia las cumbres hasta llenar un corazón de hombre. Pensemos que Sísifo era dichoso” s. XX

IGOR DOSTOYEVSKI: “Aliocha: ... a mi entender se debe amar la vida por encima de todo. Iván: ¿incluso más que el sentido de la vida? Aliocha: Desde luego. Hay que amarla antes de razonar, sin lógica, como has dicho. Sólo entonces se puede comprender su sentido. He aquí lo que hace mucho tiempo que has entrevisto. La mitad de tu misión está cumplida. Iván: ya amas la vida. Dedícate a realizar la segunda parte: en ella está tu salvación Los hermanos Karamazov s. XX

BERTOLD BRECHT: “¿Quién construyó Tebas la ciudad e las siete puertas? En los libros se leen los nombres de los reyes. ¿Fueron los reyes los que acarrearon las piedras talladas? ¿En qué casa de Lima, con molduras de oro, vivían los obreros que las construyeron? El joven Alejandro conquistó las indias; ¿Él solo? Cesar venció a los Galos; ¿no llevaba consigo siquiera un cocinero? Cada página: una victoria. ¿Y quién cocinó el banquete? Un genio cada diez años. ¿Y quién pagó los gastos? Hay muchas narraciones como éstas y otras tantas preguntas como éstasPreguntas de un obrero que lee.

RUYARD KIPLING: “Si puedes ver destrozada la obra de tu vida, y sin decir una palabra de un sólo golpe, lo que ganaste en cien batallas, sin hacer un gesto ni lanzar un suspiro; si eres capaz de amar sin enloquecer de amor, si puedes ser fuerte sin perder la ternura, y al sentirse odiado, luchar y defenderte, sin devolver el odio; si consigues meditar, observar y conocer, sin hacerte un escéptico o un amargado, soñar sin que los sueños te dominen, pensar sin más que eso, un pensador; entonces los reyes, los dioses la suerte y la victoria serán siempre esclavos a tu servicio, y lo que es mejor que los reyes y la gloria, serás, hijo mío, un hombre” Tú serás un hombre.

ANTOINE DE SAINT EXUPERY: “Un ingeniero, que tuvo la ocasión de inclinarse sobre un herido, cerca de un puente en construcción, dijo un día a Reviere: Ese puente, ¿vale el precio de un rostro magullado? Ninguno de los campesinos, por quienes se está realizando esta obra, hubiera aceptado la mutilación espantosa de ese rostro sólo por ahorrarse el trabajo de dar la vuelta por el puente vecino. Y no obstante, se edifican puentes... Y a pesar de que una vida humana no tiene precio, obramos siempre como si alguna cosa superará en valor a la vida humana... Pero, ¿por qué?”

HUMBERTO MATURANA: “Los seres humanos nos originamos en la historia de los primates bípedos a que pertenecemos, hace por lo menos tres millones de años atrás con el origen del lenguaje y en el vivir en el entrelazamiento del lenguajear, y el emocionar que llamamos conversar. En esta historia, la emoción fundamental es el amor como dominio de las acciones que constituyen al otro como un legítimo otro en la convivencia. Como el resultado de esta historia, los seres humanos existimos en el entrecruzamiento de muchas conversaciones” Lenguaje y realidad.

Por qué es importante hacerse esta pregunta? Porque la teología se ocupa del hombre, reflexiona sobre el hombre, desde la perspectiva de la relación constante del hombre con Dios. Porque de la visión que se tenga de lo humano dependerá nuestra experiencia religiosa.

¿Quién es el hombre en nuestra sociedad actual? El hombre es el fin en sí mismo, porque los medios masivos de comunicación así nos lo transmiten.

VISIONES DEL HOMBRE

  • Visión determinista: El hombre no es dueño de sí mismo, sino víctima de fuerzas ocultas del destino. Bajo esta visión, el hombre es un simple títere que no puede cambiar nada de si, ni de su vida, por lo tanto para qué el hace algo si ya todo esta hecho?
  • Visión Psicologista: La persona humana se reduce a un psiquismo. De esta forma, la parte religiosa del hombre es negada y no alcanza a desarrollarse
  • Visión Economicista:

Visión consumista: Instrumento de producción y objeto de consumo.

Visión dualista: El hombre consiste en la eficacia económica y en la libertad individual.

Visión colectiva (Marx): El hombre existe en y para la sociedad. Según esto, el hombre debe consagrase a lo material, la parte espiritual ni siquiera alcanza a insinuarse

  • Visión estatista: El hombre tiene su base en la teoría de la seguridad del estado. El hombre se vuelve una parte del estado, trabajo para el y por el.
  • Visión cientista: Sólo se reconoce como verdad lo que la ciencia puede demostrar. Así el hombre intenta eliminar todo aquello que no es demostrable por sus medios, incluyendo a Dios

¿Los Obispos Latinoamericanos llaman inadecuadas a estas visiones, por qué? Porque son aspectos del hombre que deforman aspectos de una visión integral.

El hombre es un ser biológico. ¡Eso es ser hombre? El hombre es un ser de instintos. El hombre no es objeto de definición porque cada uno es único e irrepetible. El hombre no es una abstracción, ni existe en estado puro. El ser humano es alguien concreto, que tiene nombre y unas circunstancias personales e históricas que marcan su propia realidad.

Reconocer al hombre como creador de significaciones es importante, pero es preciso destacar que este hombre está condicionado por una cultura que le impone tales significaciones.

LA PLURIDIMENSIONALIDAD DEL SER HUMANO

Interioridad: Cuando los griegos escribieron a grandes letras en el frontón de sus templos más famosos aquel perentorio “Conócete a ti mismo”, indudablemente pensaron también en el conocimiento del cuerpo, del que ellos como muy pocos supieron exaltar la fuerza y la belleza. Pero sobre todo debieron referirse al misterio de nuestro universo interior, que iluminado por la razón y perennemente unificado por el juego multiforme de las pasiones y de los sentimientos, constituyen junto con el cuerpo la personalidad irrepetible de cada ser humano.

  • Conceptualicemos: Cuando hablamos de un núcleo de consciencia, para expresar plásticamente la percepción de nuestro propio ser, estamos aludiendo a la interioridad.
  • Poniéndonos de acuerdo. El tema de la personalidad y sus implicaciones es la clave misma del problema sobre el hombre pues, si logramos clarificar qué es la intimidad o presencia del hombre en sí mismo y sus características esenciales hemos concretado el meollo de la respuesta de quién es el hombre. Esa interioridad será explicada en cinco aspectos: su unidad sustancial, su autoconsciencia, ser centro y totalidad del ser personal, de su autodominio o libertad con la que se hace persona, y finalmente de su unicidad con la que se hace única e irrepetible.
  • La interioridad como unidad sustancial. Como sustancia soy un ser que existe en sí y por sí, no soy accidente como si existiera en otro y no tuviera consistencia en sí y por sí y, soy sustancia porque permanece el mismo a través de l tiempo y del espacio, de los cambios. La reflexividad propia de mi yo como sujeto me constituye en mismidad, no sólo como unidad estructural de su ser en sí, que me hace indivisible, sino también que me diversifica o distingue ontológicamente de los demás.

La interioridad como yo autoconsciente

Esa interioridad, que es lo más profundo de nuestro ser mismo, consiste en que el yo se capta o experimenta como la fuente de sus actividades. Experimentarse como YO, al reflexionar sobre sí mismo, es captarse como algo singular distinto de los demás, no sólo de las cosas que están como objetos, sino también de los otros sujetos como yo, pero que no son YO. Esta autoconsciencia, este darme cuenta de mis actividades y de que yo soy su fuente, se consigue al observarme a mí mismo y, justifica los principios metafísicos porque es auto identidad activa de mi interioridad, es decir, cuando yo me vuelvo sobre mí mismo, capto mi ser como algo que es pensable o inteligible porque es real, no porque lo imagino así, sino porque es así. Principio de identidad -Yo soy yo-.

La interioridad como centro y totalidad del propio ser:

La autoconsciencia experimenta que todos los elementos que la constituyen y todos sus actos se orientan al yo, el cual se vuelve centro de todos ellos, pero no como egocentrismo, sino como punto focal desde donde todo adquiere sentido. Significa, además, que el yo se capta como centro de todos los actos y capta, a su vez, las consecuencias de esos actos; capta la totalidad de su propio ser no como sola producción intelectiva, sino también como producción corporal.

La interioridad como yo libre o autodeterminante:

Autodeterminación es el poder de mi yo para realizarse, hacerse a sí mismo, decidir su manera de ser. La autodeterminación del hombre es una capacidad que se le confiere por el hecho de ser un ser en construcción, no que está hecho, no un ser perfecto desde que nace y sin posibilidad de auto construirse, de proyectarse hacia.

La interioridad como unicidad del ser:

En el presente apartado no se trata de mostrar que somos una sola, sino única sustancia, lo que significa que no hay otro igual - y por más clonación que de nosotros hagan, el ser clonado no podrá ser "nosotros mismos” por el principio de identidad y porque el “otro” se las verá con sus circunstancias y decisiones propias ante tales circunstancias; entiéndase aquí que desde el punto filosófico el intento de clonación es imposible, pues no se duplica la interioridad, no se duplican los mismos co principios: materia y espíritu al mismo tiempo (Queda al tiempo y a la ciencia responder a este respecto)-.

Encarnación: El hombre biológicamente hablando es un animal. Gracias a sus órganos de desarrollo, de reproducción, de movilidad, etc. Y a sus instintos es capaz de mantener una vida autónoma frente al medio natural. Mi cuerpo, materia organizada, forma parte de la naturaleza que llamamos viva y es objeto de las ciencias biológicas. Mi cuerpo comenzó a formarse en el seno materno, mediante la conjunción de dos células, la paterna o espermatozoide y la materna u óvulo. Por ello, dedica buena parte de su existencia a satisfacer necesidades fisiológicas: comer, dormir, descansar, trabajar, asearse, etc. Es una especie de contrapeso a la dimensión de interioridad, pues a través de su cuerpo el hombre se encuentra expuesto a la naturaleza, a las demás personas y a sí mismo.

El origen evolutivo del hombre nos da la pauta para comprender la tensión que todos experimentamos en nuestra vida entre los apetitos corporales y las aspiraciones de la vida interior. El hombre no apareció en la tierra de forma espontánea e instantánea. La emergencia del universo personal sobre el mundo animal se manifiesta como un lento proceso en que el hombre se va liberando de los condicionamientos y determinismos puramente físicos. Dicha liberación es una lucha en que las fuerzas nacientes de personalización se imponen paulatinamente a las fuerzas ciegas y los automatismos despersonalizantes de la naturaleza. Esta misma lucha se da en cada uno de nosotros. Nuestra vida personal más elevada se mantiene en tensión constante con nuestra vida orgánica.

Debemos, por tanto, evitar dos deformaciones que trastornan frecuentemente el equilibrio que debe reinar en toda vida personal entre interioridad y encarnación. La primera consiste en menospreciar el cuerpo como la parte degradante del compuesto humano, según ella, la parte que merece valor es el alma o espíritu, a cuyo cuidado deben dirigirse todos los esfuerzos. La segunda consiste en despreciar el alma, es decir, se reduce al hombre a su animalidad, desconociendo cualquier asomo de espiritualidad. Ambas posturas son insostenibles debido a su reduccionismo. El hombre ni es puro espíritu, ni puro cuerpo, el hombre es “una realidad una y única: es unidad. No es una unión de dos realidades, lo que suele llamarse alma y cuerpo”.

Comunicación: La persona humana no se realiza en el aislamiento. Desde que nacemos vivimos vinculados a un grupo y en él desarrollamos nuestras capacidades. No es ni tan personal la forma como usted o yo pensamos y nos expresamos, ni tan original nuestra manera de actuar, como tampoco es cosa nuestra el modo de creer. Estamos “limitados” por una cultura. En muchas ocasiones nos creemos libres de toda influencia y nos proclamamos autónomos.

Afrontamiento: La vida personal se caracteriza por la capacidad de hacer frente, de afrontar.

Libertad: A diferencia de los animales, determinados por los instintos, el hombre no está programado, para obrar necesariamente de manera determinada: su obrar procede de las decisiones de su voluntad, la que iluminada por la inteligencia elige querer o no querer tal cosa o tal otra. Y porque somos libres, nos autorrealizamos. Ser libre equivale a afirmar que el hombre es capaz de percibir valores éticos, apreciarlos interiormente, vivirlos y realizarlos. La libertad se acrecienta mediante la superación del obstáculo y no mediante su desconocimiento.

Acción: La persona humana se realiza en y por la acción.

Trascendencia:

La vida de la persona está abierta y dirigida hacia realidades que la trascienden.

FUENTE:

http://www.memo.com.co/fenonino/aprenda/filosofia/filosofia01.html